Fauna
Uno de los valores principales de Monfragüe lo constituye la fauna que alberga. Entre sus sierras podemos encontrar una muy buena representación de cada uno de los grupos animales que pueblan el bosque y matorral mediterráneo. Monfragüe se convierte de esta manera en un refugio excepcional para algunas de las especies más amenazadas de nuestro país.
INVERTEBRADOS
(Escalopendra. Foto cedida por Juan Jesús Pelegrín Mena)
De una manera sencilla y ciñéndose a las especies que se pueden encontrar en Monfragüe, los invertebrados se dividen en tres grandes grupos. Los gusanos, animales de cuerpo blando sin ningún tipo de esqueleto o protección; los moluscos, animales de cuerpo blando que presentan por lo general algún tipo de formación endurecida protectora; y los artrópodos, animales con un exoesqueleto articulado.
(Libélula. Foto cedida por Juan Jesús Pelegrín Mena)
En Monfragüe podemos encontrar una buena representación de especies de invertebrados de todos los grupos.
VERTEBRADOS
Encontramos en este grupo peces, herpetofauna, mamíferos y aves.
PECES
La construcción de las presas de Alcántara y Torrejón cambió totalmente la fisonomía de los dos grandes ríos que cruzan Monfragüe. De esta manera, las aguas del Tajo y el Tiétar dejaban de correr libremente y la fauna piscícola que albergaban cambiaba adaptándose a la nueva situación.
(Barbo Común. Foto cedida por Casto Iglesias Duarte. Centro de Documentación del P.N. de Monfragüe)
Pero con la construcción de los muros de las presas en el río Tajo, especies que utilizaban las aguas de este río para realizar parte de su ciclo vital dejaban de hacerlo; entre ellas destaca la anguila (Anguila anguila). Aún así, algunos pescadores consiguen, muy de tarde en tarde, atrapar algún ejemplar que ha quedado acantonado en las aguas de los embalses y no consigue salir a las aguas oceánicas para criar en el Mar de los Sargazos.
Otros pequeños cursos fluviales sí continúan con su régimen hídrico tras la subida de las aguas de los embalses, exceptuando las zonas más cercanas a estos. Así, los arroyos Barbaón, Malvecino, de la Vid, Retuerta, Riofrío, Giraldo o la Garganta del Cubo entre otros, aportan sus aguas a los ríos principales. Estos arroyos tienen un fuerte estiaje en la época del verano, quedando su cauce reducido a pequeñas charcas diseminadas a lo largo de su recorrido.
En ellos encontramos pardillas (Chondrostoma lemmingi), calandinos (Squailus alburnoides), bogas (Chondrostomas polylepis), cachos (Squalius pyrenaicus) aparte de las especies referidas antes.
Un fenómeno atrae la curiosidad de los visitantes del Parque Nacional a finales de primavera. En el arroyo Malvecino, atravesando una de las rutas señalizadas del Parque se produce la subida de los barbos desde las aguas del río Tajo hacia la cabecera del arroyo para desovar. Cientos de peces nadan en esa dirección para poner miles de huevos entre el fondo pedregoso que darán lugar a una nueva generación de pequeños barbos.
Por otro lado, las charcas que abastecen de agua al ganado en las explotaciones ganaderas de la comarca de Monfragüe, tienen en sus aguas una especie muy apreciada por los pescadores, la tenca (Tinca tinca).
A los problemas que puede tener la piscifauna de Monfragüe debida a su hábitat (eutrofización de las aguas, construcción de presas, etc.) debemos añadir una muy importante, la introducción de especies exóticas. De esta manera, unidas a algunas de las ya reseñadas y que fueron introducidas en décadas e incluso siglos pasados (Carpas, black-bass, percasoles, etc), en fechas recientes se ha constatado la presencia de otras especies como la lucioperca (Sander lucioperca), el pez gato (Ameiurus melas) y el siluro (Silurus glanis), causando un grave daño a las especies autóctonas.
HERPETOFAUNA
Monfragüe está considerado como un Área Importante para la Herpetofauna, dada la presencia de especies con cierto grado de amenaza, la diversidad y el número de endemismos presentes en el área estudiada.
ANFIBIOS
Dentro de esta herpetofauna, el grupo de los anfibios tiene una buena representación en el Parque, y debido a su biología, en la que necesitan enclaves húmedos para realizar parte de su ciclo vital, son fácilmente detectables en los diversos puntos de agua que existen en Monfragüe.
La población de anfibios tiene su época más óptima en primavera y otoño, coincidiendo en las épocas en las que más lluvias se producen en la zona.
Así, en casi todos los puntos de agua, bien sean los grandes embalses bien los pequeños charcos y arroyos temporales que se producen tras las lluvias podemos encontrar a la rana común (Rana perezi).
Otras especies bien representadas son el sapo de espuelas (Pelobates cultripes) y el sapo común o escuerzo (Bufo bufo). También tenemos al sapillo pintojo (Discoglossus galganoi) que con su aspecto de rana puede llevarnos a alguna confusión.
Entre los anuros, o anfibios sin cola, en la comarca de Monfragüe se puede encontrar a los sapos parteros, tanto al ibérico (Alytes cisternarsii) como al común (A. obstetricans), si bien este último es más difícil de detectar pues necesita una mayor precipitación anual. Estos dos pequeños sapos, de aspecto rechoncho tienen un curioso comportamiento de cuidado parental. Los machos enrollan en sus patas traseras los cordones de huevos que han puesto las hembras y los transportan consigo hasta que llega la hora de su eclosión, momento en el que se acercan a una charca y depositan los huevos.
En el grupo de los urodelos, o anfibios con cola, en Monfragüe encontramos cuatro especies. La más llamativa es sin duda la salamandra (Salamandra salamandra), cuyos colores indican a sus posibles depredadores de su veneno, que por otra parte no supone ningún riesgo para el ser humano.
El último de los urodelos es el gallipato (Pleurodeles waltl). Es la mayor de las especies de tritones que podemos ver. Tiene un curioso comportamiento defensivo, ya que al sentirse acosado, arquea sus costillas y las saca por unas protuberancias que poseen en sus costados, ante lo que cualquier depredador no dudará en soltarlo y el gallipato conseguirá huir.
REPTILES
Morfológicamente, los reptiles de Monfragüe se pueden diferenciar en dos grandes grupos; los quelonios, caracterizados por poseer un caparazón protector y carecer de dientes; y los escamosos, reptiles carentes de dicha coraza y poseedores de dientes.
)Del orden de los quelonios, en el Parque nacional se encuentran dos especies, Galápago europeo (Emys orbicularis) y Galápago leproso (Mauremys leprosa), ambas protegidas y calificadas como especies de carácter “vulnerable” en el Libro Rojo de los Anfibios y reptiles de España. El Galápago europeo es mucho más escaso que su pariente y presenta unas características manchas amarillas en las patas y en la cabeza. Como curiosidad se deber reseñar que el caparazón típico en estas especies es un exoesqueleto formado por la fusión de los huesos de la caja torácica.
(Reptil. Foto cedida por Ángel Rodríguez Martín. Centro de Documentación del P.N. de Monfragüe)
Entre los colúbridos agresivos y que por lo tanto muerden al ser capturados, en Monfragüe están presentes la Culebra de herradura (Hemorrhois hippocrepis) y la Culebra de escalera (Rhinechis scalaris).
Las serpientes potencialmente peligrosas para el hombre son aquellas cuyos dientes inoculadores se sitúan en la parte anterior de la boca y poseen un potente veneno. En Monfragüe sólo existe una especie, la Víbora hocicuda (Vipera latastei), la cual mantiene una población poco abundante.
MAMÍFEROS
Esta excepción siempre se confirma con el caso de la cabaña ganadera, que es un gran atractivo en si misma. En las dehesas de Monfragüe podemos ver pastando a las vacas retintas o la rara blanca cacereña, esta última variedad en peligro de extinción. Son las razas autóctonas de ganado bovino. Cada primavera podemos ver a los grupos de vacas acompañados de sus vaqueros pasando por Villarreal de San Carlos camino de los pastos frescos del Norte, camino que desharán al finalizar el verano.
Las ovejas que predominan en la zona son las de raza merina, de apreciada lana. Existe un importante número de ellas, todo lo contrario de la cada vez más rara cabra.
Pero el valor natural de Monfragüe lo tienen los animales salvajes. De los grandes depredadores, el lince ibérico (Lynx pardinus) es el único que podría quedar entre nosotros. A la desaparición del oso en siglos anteriores se unió la del lobo ibérico en la década de los sesenta del siglo pasado. En cuanto al esquivo lince, en los últimos muestreos que se han realizado no han dado datos positivos, si bien gentes de la zona, de tarde en tarde afirman ver alguno. Motivo de esperanza unido al hábitat ideal para el felino más amenazado del mundo que posee el Parque Nacional. Además la creación de los centros de cría en cautividad y la confirmación del descubrimiento de ejemplares en Castilla La Mancha nos permite ser optimistas en cuanto a la recolonización del lince en Monfragüe.
(Zorro. Foto cedida por Juan Jesús Pelegrín Mena)
Entre los cánidos el único representante es el zorro (Vulpes vulpes), que podemos encontrar desde las inmediaciones de los núcleos urbanos hasta en las zonas más agrestes.
En los cursos de agua podemos ver a la cada vez más abundante nutria (Lutra lutra) en busca de peces o cangrejos de río. El aumento de esta especie de invertebrado en nuestras aguas ha traído como consecuencia el incremento de los ejemplares de nutria, ya que ha pasado a ser parte principal de su dieta.- Otros mamíferos muy importantes son los que se sitúan en la
parte baja de la pirámide trófica y son las presas de los mencionados
depredadores. En este punto mención especial tiene el conejo (Oryctolagus cuniculus),
que es la comida principal de muchos de los grandes depredadores del
ecosistema del bosque y matorral mediterráneo. Las dos enfermedades que
castigaron gravemente a este animal (la mixomatosis y la neumonía
hemorrágico vírica) en décadas pasadas y que aún afectan a sus
poblaciones, pusieron en grave peligro la existencia de algunas especies
que dependían en gran medida de él.
Los micromamíferos, tanto ratones y otros roedores, e insectívoros como musarañas y musgaños, son también presas habituales de otros mamíferos, aves o reptiles.
Por la noche toman el relevo los murciélagos, únicos mamíferos con la capacidad de volar. Son muy beneficiosos pues capturan gran cantidad de insectos en las noches de primavera y verano. En las poblaciones podemos ver el murciélago enano (Pipistrelus pipistrelus), y en refugios como cuevas u oquedades de los árboles murciélagos de herradura (Rhinolophus sp.) entre otras especies.
Otro animal que se deja ver es el jabalí (Sus scrofa), antecesor de los cerdos domésticos que debido a su amplio espectro trófico ha sufrido un gran crecimiento en sus poblaciones. A esto también ha ayudado la desaparición ya comentada del lobo, único depredador que estos animales tenía en las sierras de la comarca.
Dehesa
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